La razón de la evolución tecnológica de los últimos años se
basa en unos pocos conceptos revolucionarios que surgieron de mentes brillantes
de universidades y laboratorios de Estados Unidos y Europa. Uno de estos
conceptos es lo que se denomina “plataforma cliente-servidor” y tiene sus
orígenes en los entornos corporativos financieros de los años 70, en Estados
Unidos.
Aquella era una época de grandes supercomputadoras, capaces
de generar millones de instrucciones por segundo, pero limitadas a una
habitación e incomunicadas con el resto del mundo. En los bancos y otras
instituciones financieras, el uso de computadoras comenzó a hacerse habitual,
sobre todo con la explosión de los equipos IBM destinados a fines comerciales.
Las primeras experiencias de redes de gran cobertura son de finales de la
década del 60 y principos de los 70.
Allí surge la idea de generar computadoras, cuya función no
sea la de procesar datos o calcular fórmulas, sino la de recibir y enviar
información a equipos que estén conectados entre si. Estas computadoras se
denominaron “servidores” y se encargaban de centralizar archivos y documentos
para luego entregarlos a las máquinas conectadas, denominadas “clientes”. Este
concepto es la base del funcionamiento de Internet y de la informática
corporativa en millones de empresas de todo el mundo, que pueden centralizar y
optimizar recursos, espacio en discos y minimizar el tráfico de datos entre
personas.