
El SMTP es el abuelo de los protocolos de
correo electrónico. Es un protocolo muy básico que permite a cualquier servidor
de correo contactarse con otro servidor de correo y transferir mensajes de un
equipo a otro, a través de unos cuantos comandos.
El POP es un protocolo más reciente y
define un mecanismo eficiente para que los clientes puedan contactarse con el
servidor central y transferir los mensajes a sus equipos, manteniendo el
control de la información y reduciendo el tiempo de conexión. Además, permite leer
mensajes offline, es decir, después de haber cerrado la conexión con el
servidor de correo, lo que no es posible a través de SMTP.
El protocolo MIME define una metodología
para codificar mensajes con contenido más complejo que el texto común. El MIME
es lo que permite adjuntar archivos de imágenes, audio y otros a un correo
electrónico. El IMAP surge como el último de los protocolos y está pensado para
aquellos usuarios que poseen más de una computadora y desean bajar sus mensajes
a distintos equipos sin perder tiempo o información.